La tecnología se ha convertido en la base de la comunicación de nuestra sociedad en los últimos 10 años. Así es como compartimos el conocimiento en la actualidad desde el primer ordenador hasta los dispositivos digitales que se han vuelto parte de nuestra vida cotidiana.
Hoy en día es muy frecuente o común que un niño esté expuesto a mucha más información que antes. Por ello, la educación ha tenido que adaptar sus contenidos a la nueva forma de aprendizaje para abrirle las puertas a su futuro. Sin embargo, hay cierta división de opiniones en sobre la repercusión de la tecnología en la vida diaria de los niños.
El hecho de tener dispositivos tanto en casa como en la escuela incentiva al pequeño a estar muy familiarizado con este tipo de herramientas de aprendizaje que poco a poco con el uso de una forma responsable y en horarios concretos, el niño irá aprendiendo por sí solo a manejar los contenidos de una manera interactiva.
Para que todo esto funcione, hay que tener en cuenta que es primordial que los padres no se despiden a la hora de que el niño se “independice” en el uso del dispositivo. Desde el primer momento hay que crear una serie de reglas que detallen el tiempo de uso de los dispositivos y qué contenidos serán los que visualicen los pequeños.
Es un hecho que la tecnología está cada día más presente en la vida de nuestros pequeños facilitándoles la compresión, autonomía y la amplitud de conocimientos, pero no hay que olvidar que siempre tener un control sobre su uso.